Seguro, que si nos paramos un poco a pensar en la cuestión,
todos encontraríamos alguna razón para comprar artículos hechos a mano o
artesanales.
Si estamos en contra de
la globalización, de que todos llevemos la misma ropa y los mismos artículos,
la solución está en adquirir productos hechos a mano, que son únicos, de poca tirada, no hay dos
iguales.
Debido a la
gran crisis que estamos atravesando, es vital para la economía actual apoyar a
la pequeña empresa y a los artistas, frente a la producción en masa de las
grandes corporaciones.
¿Quién no quiere comprar objetos de valor a precios
asequibles? Queremos calidad, queremos diseño, queremos singularidad y, sobre
todo, queremos poder pagar todo eso. Al prescindir de intermediarios que,
muchas veces, lo que hacen es encarecer (y no mejorar) un producto, puedes
estar pagando por un artículo singular confeccionado a mano, prácticamente, lo
mismo que pagarías en una tienda por un objeto mecanizado.
Hoy, más que nunca, tenemos el deber moral de apoyar a
las personas no a las corporaciones. Los precios de los productos artesanales
están destinados a remunerar a la persona que los hizo y no a mantener marcas
de grandes empresas con beneficios netos escandalosos, que enriquecen a unos
pocos. No apoyas a corporaciones, que tal vez sean además, propietarias de
negocios o explotaciones con los que, tal vez, no estarías de acuerdo. Estás
apoyando a una persona.
¿A quién no le gusta tratar directamente con el
artesano? Sin intermediarios, sin distribuidores, sin vendedores desmotivados,
el trato es mucho más personal. Tratas con la persona que ha creado el
producto. Bueno y además, te ahorras colas y empujones.
Comprando artículos hechos a mano, fomentas los
derechos humanos, dado que compras el producto directamente a quien lo ha
manufacturado, puedes estar seguro de que no estás fomentando la explotación de
personas.
Adquiriendo
productos realizados a mano, se fomenta la sostenibilidad. Al primar la calidad
frente a la cantidad, las prendas ejecutadas a mano están hechas para durar y
eso va claramente en favor del medio ambiente.
Todo el mundo sabe que los productos hechos a mano son siempre
piezas únicas y con una producción limitada que los hace notoriamente más
caros. La calidad, el diseño y el esfuerzo se pagan, pero los compradores se
llevan a casa un producto inimitable, exclusivo y con un estilo propio.
La mejor calidad, que a menudo presentan los artículos hechos a
mano, se debe básicamente al cariño, al cuidado y la atención con que han sido
ejecutados. Una persona, no una máquina, ha dedicado su tiempo y energía a
imaginar, diseñar y manufacturar el objeto que sostienes en tus manos y esta
energía, de algún modo, se percibe…
El mejor cumplido que le puedes hacer a
un artesano es comprar su obra. Además, la gente que hace
estas cositas no va a enriquecerse con ello…